
La Gestión Arquitectónica: El Puente entre la Utilidad y el Arte.
- Sep 22
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No veo la arquitectura como la construcción de espacios útiles: es arte, es un lenguaje simbólico, un lenguaje estético. Para mí, cada edificio arquitectónico cumple dos objetivos: servir y hablar. Siempre está el negocio factual del refugio, la circulación y los espacios que organizan la vida. Por otro lado, tenemos la dimensión cultural, espiritual y estética que hace que un edificio trascienda ser un objeto. Creo que esta tensión entre instrumentalidad y expresión, o utilidad y significado, es precisamente donde se encuentra el ser de lo que significa habitar.
La utilidad es el punto de partida en arquitectura, su propósito primario es para que disfrutemos de una mejor vida, para poder movernos, encontrarnos y trabajar en un entorno que nos convenga. En las imágenes de la película Baraka vemos ciudades donde la arquitectura generalmente cumple estos requisitos y edificios que se hicieron con una cierta ejecución funcional, pensados para la eficiencia, la vida colectiva. Eso me deja ver cómo la gestión arquitectónica es crucial para la gestión de los recursos y el orden en el que construyes las ciudades. En última instancia, sin un uso práctico, la arquitectura no cumpliría su propósito como marco para la vida cotidiana y sólo podría ser una forma de arte.
Si reducimos la arquitectura solo a la función, entonces la empobrecemos y la volvemos anodina, incluso melancólica. Un espacio no es simplemente un techo y una pared, también es el signo en su plenitud de significado que sirve para comunicar identidad, cultura y espiritualidad. Los templos y catedrales en las imágenes de la sección realmente me conmovieron, con respecto a su arte y belleza que se pueden encontrar en las diversas religiones y sobre cómo diferentes culturas representan paisajes hermosos. Me encanta la forma en que muestra cómo los humanos crean para expresar lo divino y estético en sí mismos. Esta expresión es lo que permite a la arquitectura elevarse por encima de lo meramente práctico y entrar en un territorio simbólico, estimulante e inolvidable. Por eso creo que la gestión arquitectónica también debe cuidar esta dimensión simbólica que nos conecta con nuestra historia, sentimientos y espiritualidad.
En última instancia, veo la arquitectura como una conexión entre lo útil y lo expresivo. Nada es neutral: todo lo que habitamos significa y es interpretado. Creo que el gesto arquitectónico es encontrar un equilibrio entre estas dos fuerzas, para generar lugares que sirvan y al mismo tiempo emocionen.
Las fotografías en la sección me enseñaron que a través de diversas sociedades, esta tensión se alivia mediante resoluciones distintas pero con el mismo fin: permitir la habitación. Así que creo que la verdadera gestión arquitectónica no busca resolver esta polaridad, sino aprender a jugar con ella para proporcionar un significado a nuestro ser.



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